Diario de un gato siamés

martes, octubre 19, 2004

Capítulo 2: Desvelando el pasado de Tutu.

Continuo con la serie de desvelar el pasado de Tutu.
Os lo vuelvo a escribir textualmente.

Hoy me han dado mi segundo servicio. Atrás queda ya mi servicio de reparto, pero puedo decir, que el actual, es mucho más divertido. Aunque las horas siguen siendo las mismas, es un trabajo mucho más diverso.

Ahora, mi trabajo se centra en perseguir a varios individuos, durante las 8 horas, hasta que Ronny, me releve.
Entre los diversos individuos que he de perseguir, se encuentran muchos altos cargos de la administración de LGLPCMP, entre los que figuran el Sevillano, y Fransua.
También tengo que seguir a miembros del SSC -Servicio Secreto Canino- y un par más del Partido de las Jaurías Caninas -PJC- un nuevo partido político, de extrema derecha, canino, que defiende la supremacia canina por encima de los demás animales, dirigido por Adolf Canner, y financiado por Hangis "El Tres Patas".
Ronny, además de realizar la tarea compartida de seguir a estos individuos, también dá clases de Persecución Nocturna, Ataque y Defensa, y Memorización Eficaz de Contenidos Necesarios - MECN- dentro de la Organización.


Veis, Tutu ha tenido una vida muy movidita, pero lo que no entiendo, es por qué le pagan por seguir a esos individuos... y lo que más me extraña, es que el LGLPCMP estuviera tan bien organizado, que hasta tuviera una administración. Es increible la de cosas que se aprenden con Tutu...


Enlaces relacionados: Capítulo 1: Desvelando el pasado de Tutu.

domingo, octubre 17, 2004

Las poesías de los gatos

Hola!

¿Cómo estáis?

Estaba yo navegando por la red, cuando escucho a Tutu diciendo algo que siempre acababa igual, cada dos o tres veces, y que además tenía algo de ritmo. y le he preguntado, y me ha dicho que estaba haciendo poesías.

Pues vaya, así que he buscado en internet y encontré esto:

Creo también en ti
porque defiendes
tu independencia con garras y colmillos;
porque eres partidario
del respeto absoluto entre tú y yo;
porque lo haces valer como un derecho
y entregas tu amistad con precaución;
porque te gustan
las tinieblas y el sol;
porque juegas con todo
pero tomas tu juego muy en serio.

Creo en ti, porque sabes
espantar mis nostalgias
con el esmero burdo de tu esencia;
porque corres más rápido que yo
pero siempre me esperas;
porque cuando la angustia me ensombrece
me invitas a pasear
y, a cambio de tu nombre,
me regalas toda tu atención
y tu lealtad.

Creo también en ti,
porque no aprendes nunca a obedecer;
porque confías en que yo te siga...
porque crees en mi;
porque frotas mis momentos más negros
hasta obtener de ellos
el brillo de la tranquilidad;
porque acompañas mis naufragios
y conoces la vida en mis desiertos;
porque aquilatas bien
la soledad.

Por todo eso
cuando, al fin del cansancio,
en la puerta
de salida del día
hago un recuento
(para el que bastan los dedos de las manos)
de todo aquello en lo que todavía creo,
siempre apareces tú, mi amigo gato,
y tú también, por cierto, amigo perro.



Ah! Que lo saqué de aquí, antes de que se me olvide citar la fuente http://www.perrosygatos.org/articulos/gatosyperros.htm en concreto es la que está dedicada a los gatos.

¿A que es bonito? Pues ahora... os pondré lo que decía Tutu, porque lo ha escrito en un papel, y se lo he robado.

Oh! Tu siempre tan bonita,
que guardas en tu interior la sardinita.
Oh! Tu guardiana de mis deseos,
que pocas veces haces caso de mis ronroneos.
Yo sólo quiero el pescaito,
porque hace tiempo que no como nada fresquito.
Estoy amargado de comer,
comida dura, que es tan difícil hacerla desaparecer -del cacharrito-.

Para tí también tengo palabras,
para que luego digas,
guardiana de mis albondigas,
de carne o de buey,
yo sé que te obligan por ley,
a matener la fecha de caducidad,
y mostrar siempre tan preciada publicidad.
Oh! Haz caso de mis ruegos,
de mis caricias, ronroneos,
que sabes que mi estómago te suplica,
"Si sólo quiero una bola redonda de carne, para saciar a mi estómago, del hambre"
pero tu siempre tan crítica,
"Ni bola, ni de carne, que ya estás fondon y obeso, y lo que te sobra tí, es precisamente, carne".



¿A que tiene arte Tutu? Se nota que es el gran maestro en esto de la poesía y las rimas, ¿verdad? Pues nada, voy a ver si consigo algunas más y os las escribo.


sábado, octubre 16, 2004

El Jefe griposo, y yo sin ordenador

Hola!

Pues eso, que no he podido conectar antes, porque El Jefe estaba griposo, y no ha conectado el ordenador. Y yo todavía no sé cómo se enciende. Le pregunté a Tutu.


- Oye, Tutu... Voy a perder visitantes, ¿tú sabes cómo se enciende el ordenador?
- Uhm -dijo Tutu pensativo- Me parece... que hay que tocar todas las teclas.
- ¿Estás seguro? -dijo dudoso Simba.
- Sí, creo que sí. Lo que no sé es como salen esas cosas por la pantalla...
- Ah, eso sí que lo sé! Hay que ponerse delante del monitor y tocar el ratón, y al rato, se enciende...


Pero nada, ni una cosa ni la otra.
Y... y... ya ni me acuerdo lo que os quería comentar. Ah, sí. Que me han castigado varias veces ya. Y no lo entiendo, estos jefes son unos dictadores. No me dejan subirme por las cortinas, ni sentarme encima del teléfono, es más, ni me dejan mover las figuras de sitio... y todo porque se cayó una y se rompió. Pero os aseguro que no fui yo. Se cayó sola, creo que no le gustaba el sitio en el que estaba colocada. A Tutu... ni le han dicho nada, todavía. Está todo el día viendo la tele, o pensando, bueno, quien dice pensando...

- Tutu, ¿qué haces?
- Ver la tele.
- ¿Y qué estás viendo?
- Las carreras.
- ¿Y de qué son las carreras?
- De coches y de motos.
- Anda! Debe ser divertido, ¿no? ¿Me puedo sentar contigo, Tutu?
- uhm... va, venga -dijo seriamente Tutu- pero no hables.

5 minutos después.

- Oye, Tutu... ¿Cuándo comienza la acción?
- Ya ha comenzado. Mira ese de rojo, va a ganar, estoy seguro.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Y... entonces ¿Por qué lo ves? Si sabes que va a ganar...
- Porque el mando está allí arriba y no sé cómo cambiar el canal de televisión. Bueno, no es que no sepa, sino que no me lo he propuesto...


Y nada, así se pasa el día. He estado navegando un rato, y he encontrado unas fotos de unos gatos que son monísisisimos.

Aquí va una, mirad

Le he puesto un 10

Y esta, que muestra lo avanzados que somos los gatos, que casi desde el nacimiento, aprendemos a leer

un 9

Las fotos las podéis encontrar aquí Ratem Kitten


Seguimos en contacto, amigas/os.

domingo, octubre 10, 2004

Capítulo 1: Desvelando el pasado de Tutu.

Hola amigas/os! ¿Cómo estáis? Yo muy bien, y es que acabo de encontrar unas notas, bastante secretas y no muy bien guardadas, jejeje. Si las he encontrado yo, muy bien guardadas no deben estar, ¿no?
Está lleno de códigos secretos, ideas, objetivos, y esas cosas tan habituales en el mundo de "espías". Como son muy largas, las iré poniendo semanalmente, porque tampoco es plan de hablar cada día de Tutu, ¿no? Porque es MI diario!.

Bien, comencemos con el paso de Tutu. Esta es la primera nota de una serie de 25, que deben ser 25 oficios que ha tenido Tutu a lo largo de 4 ó 5 años de existencia... es que hay veces que dice haber tenido 4, y otras 5, en fin...


Os lo cito textualmente:


Hoy me han dado mi primer servicio. He trabajado durante 8 horas seguidas, bueno, con un parón de media hora, repartiendo publicidad por los buzones.
En principio no me lo querían dar, porque como era un gato sin experiencia... bien. Pero ha sido demostrar mi capacidad de salto, y zas! Aproximadamente en las pruebas he hecho un salto de 1,60 metros de altura, pero supongo que podría haber hecho más si no hubiera sido por los nervios.
Los saltos son importantes, porque tenemos que llegar a los buzones, y la capacidad de resistencia también. Ir con un carrito por la calle, es complicado, y más si es por la noche, que está lleno de pandillas gatunas, y perrunas.

El material que me han dado, estaba muy bien. Un busca, una vengala, un traje anticaida de pelaje y antiolor animal -para ser discreto- y unas bombas de gas, para camuflarme en caso de que me viera algún humano. También me han dado un carrito, el cual tenía unos enganches, que se colocaban en un curioso mecanismo que iba cogido en mi pectoral, con ruedas, mezcla de goma y silicona, para que fueran silenciosas, y con una escalera plegable en su interior. Era curioso, también, que pesara tan poco el carro, casi no notaba el peso de éste, con lo que es de agradecer.

En principio todo ha sido muy sencillo, curiosamente no hacía falta entregar la "propaganda" en los buzones, sino arañar suavemente las puertas, e introducir por debajo, la dichosa publicidad. No todas eran iguales, por lo que supongo, no era publicidad de latas de comida, sino... más bien un tipo de correspondencia secreta o algo así.
He entregado correspondencia por todo el barrio, pasando por otros gatos, algún que otro perro, dos hámsters, tres canarios, un par de periquitos... Aunque estos últimos no sé cómo lo han hecho para recoger su correspondencia. Es evidente que pueden salir de las malditas y asquerosas jaulas cuando les interesa, porque si no... difícil lo tienen para recoger la dicosa correspondencia.

Al acabar la jornada, sobre las 7 de la mañana, me han dejado en el vesturario una lata de comida llena de "albóndigas con carne de caza" que están riquísimas... Todo esto se lo debo a mi gran amigo, Zeus, que me ha conseguido el empleo, y la manera de salir de casa, fácilmente.


¿A que es interesante? Ya os iré chivando más cosas.

jueves, octubre 07, 2004

Tutu fue, y vuelve a ser un Okupa, 2ª parte.

Antes de seguir leyendo, es recomendable haber leído, Tutu fue, y vuelve a ser un Okupa, 1ª parte.

y... Boum! Otra asquerosa explosión de gas. Tutu había vuelto a comer, esas terribles "chuches" que le provocaban gases.
Por otro lado, Simba, se asfixiaba, ya no era sólo el peso de Tutu lo que le inmovilizaba, sino toda una densa nube de gas, que evidentemente, también desprendió carcajadas entre los jefes, a la vez que rápidamente, se tapaban las fosas nasales.

- Tu... Tu... TuuTu! Que mes estás ahogando -dijo suavamente Simba.
- Te lo advertí, pequeño aprendiz.
- Por... por... favor, su... su... suéltame Tutuuuuu! No puedo respirar -dijo Simba, mientras su ojos, se tornaban de color rojizo- Mee... me... estoy ahogando!
- Vale -Tutu lo soltó- vete de aquí. Hoy de aquí no me muevo -dijo Tutu, mientras Simba, salía disparado, como si le fuera la vida.

La bélica escena, tenía a sus protagonistas en dos bandos. Tutu, dentro de la caja de zapatos, de color marrón, Simba, encima de la mesa de cristal que estaba perpendicular al sofá, y los dos jefes, rodeando a Tutu.
Era muy similar a otra escena, de hace un par de años, en la que Tutu, también luchó y defendió una caja, junto a su amigo, Ronny.

- Simba, lárgate de aquí.
- No, Tutu. Quiero ayudarte... pero también quiero cenar esta noche...
- Ya no hay marcha atrás. Aquí no había nadie... y huele tan bien... que tacto tiene... y que calentita y reconfortable es. No, no. De aquí no me muevo. Quiero un lugar para dormir, y este me gusta. Estoy harto de no tener un hogar... ¿tú has visto la casita tan mona que tiene El Viejo Gordo?
- Pero... Tutu... Lo que estás haciendo... no... no cenaremos hoy! Y ya tengo hambre!
- Me dá igual, Simba. Estoy harto ya. De aquí no me muevo...

En ese preciso instante, uno de los jefes se marchó.

- ¿Ves Simba? ahora se irán los dos.
- Uhm... uhm... quizá tengas razón... pero...

Volvió a venir el jefe, con una cosa entre sus manos. Era una lata de comida, de "Albóndigas con carne de caza" de lo más tirado del mercado.
Tutu, la olió, Simba, lo olió, A ambos se le pusieron los bigotes de punta.

- Tutu! Que nos van a tirar la lata encima!
- No... tranquilo. Quieren negociar. Pero yo no estoy dispuesto -dijo seriamente Tutu.

El jefe seguía trabajando, para intentar sacar pacíficamente a Tutu de la cajita. Tenedor, plato, abrelatas. Abrió la lata con el abrelatas, con el tenedor, depositó unas cuantas albóndigas en el plato, y las puso en el suelo.
Mientras, a Tutu... le sonaban las tripillas. A Simba, más fuerte. Algo le decía a Tutu que no aceptara el chantaje... Pero hacía mucho tiempo que sólo comía, comida seca, de esa que no le gustaba, que crujía, esa que nunca se agotaba del plato. Siempre estaba allí, tan diferente de la comida que comía Simba. Eso sí que era comida! Blandita, con un gusto agradable, y un mejor olor... Eran las albóndigas que comía simba.

Tutu pensó y pensó. Y elegantemente salió de la caja, se fue al suelo de un salto. Se dispuso a comer, y zas! Adiós caja, adiós casita. Pero ni se inmutó. Él estaba a gusto comiendo esa comida que desde su juventud no probaba, salvo en su cumpleaños. Simba también fue a su lado, y comieron del mismo plato, juntos. Y el tema no volvió a salir.

Cuando Tutu era joven, también aplicaron la misma táctica, el mismo chantaje, y era evidente que caería una y otra vez. Fue lo que le hizo perder la cabeza, en las otras dos veces anteriores. Las albóndigas le volvían loco.

martes, octubre 05, 2004

Tutu fue, y vuelve a ser un Okupa, 1ª parte.

Hola amigas/os,

pues así es. Tutu era, es, y será un okupa, o almenos, es eso lo que ha comentado.
Hacía tiempo -bueno, no llevo mucho tiempo con él- que no veía a Tutu interesado por algo, algo que le entusiasmara de verdad. Algo con lo que disfrutara, y fuera feliz. Pero sabía que no podía tardar mucho el día en el que fuera feliz, y así ha sido. Tutu es feliz, okupando la caja de zapatos del Jefe Pequeño. Sí, sí, Tutu es feliz.


Uno de los jefes, me parece que es el Jefe Grande, se ha enfado con él, y le ha dicho que abandonara su nuevo hogar, porque no le pertenece, pero Tutu no ha hecho caso, es muy duro, como supongo que sabréis, y la verdad, ha costado mucho.

Simba, que observaba a Tutu, a la vez que los jefes, se le quedó mirando y dijo:
- Tutu, será mejor que salgas de la caja, estás rodeado por los dos jefes.
- No voy a salir, Simba. Hacía tiempo que no me sentía joven, y no pienso ceder...
- Pero Tutu... es muy peligroso...
- No, no hay nada peligroso. Estoy preparado para morir, por esta dulce -Tutu miró una esquina de la caja-, suave -Tutu pasó su cabeza por ella- y tan bien perfumada caja -Tutu acercó el morro-. Si he de morir, moriré aquí dentro.
- Pero Tutu... te tienes que quedar conmigo... Es una situación muy peligrosa... te... me... nos podrían dejar sin cenar esta noche!
- Me dá igual, estoy bien aprovisionado. Además, estoy harto de que me digáis que tengo que adelgazar. Hoy de aquí no me muevo.

Uno de los jefes se propuso cogerlo y echarlo, pero en ese momento, Simba, que fue más rápido se lanzó directamente a por Tutu, directo a su inmensa barriga.

Tutu el Okupa

- ¿Qué haces?! Estás loco?! -Dijo Tutu.
- Tú disimula, si nos peleamos, el jefe verá que jugamos, y nos dejará un rato más... ¿No te has dado cuenta que se ríen cuando entrenamos?.
- No, mi problema no es contigo, quiero enfrentarme. Ha sido mi decisión. Déjame!

Sin duda alguna, la estrategia de Simba funcionó, pero por poco tiempo. Y hubo momentos de tensión. Tutu a dos patas, luchando contra Simba, y contra los dos jefes. Resguardado en la caja, protegido. Sin dar en ningú momento la espalda.

- Ah! Quítate de aquí, Simba! Déjame morir solo! O tendré que hacerte daño -dijo Tutu, que tenía colocada en la frente, una cinta blanca, con un pequeño círculo rojo en el centro.
- No! Tutu, hazme caso! Tú disimula!

- Pero si no te estás quieto, te tendré que hacer daño, ñam! -Tutu mordió a Simba, simba salió corriendo- Fuera!, Kiaaaaaaaaaaaaa!

Tutu tuvo que salir momentáneamente de la caja, dió un paso hacia adelante, arañó a un jefe, y volvió a entrar. Ahora estaba sobre sus dos patas. Las dos delanteras lanzaban zarpazos al son de la canción, de su canción de protesta y de guerra. Simba volvió a atacar. Ahora, él llevaba su lacito blanco, con una cuarto de círculo rojo. También lanzaba zarpazos a diestro y siniestro, pero era descaradamente, contrario a Tutu, era zurdo.

- Otra vez! Déjame!, Simbaaaa! -soltó un zarpazó a un jefe y éste gritó-. Vete ya de aquí! -le dio un tremendo coletazo y Simba salió disparado ya que Simba, estratégicamente se había enganchado a lo que más se movía, la cola de Tutu-. Ah! -Gritó Tutu mientras daba otro zarpazo y se terminaba de agotar.

Hubo un ligero espacio de tiempo en paz, los jefes pensaban en cómo sacar a Tutu, Simba, se recobraba del golpe, algo confuso, y Tutu, subía su moral, se volvía a atrincherar, y retomaba fuerzas. Era un gato que a la defensiva, era muy muy muy peligroso.

Simba volvió a atacar, joven que era, todavía tenía fuerzas. Tutu le volvió a responder seriamente, dándole un zarpato, lanzándolo por el aire, cogiendolo con la boca, tirándolo contra el suelo, y nockeandolo. Puso todo su peso encima, y...



Continuará...

El diálogo con la perrita, 2ª parte.

Antes de seguir leyendo, es recomendable haber leído, El díalogo con la perrita, 1ª parte.

- Si, pero es un perro.
- ¿Qué quieres decir con eso? -Dijo la perrita seriamente.
- Pues eso, que es... un estúpido.
- ¿EH? -La perrita le acercó el morro, le sacó los dientes, y estuvo un buen rato contemplandole, contemplándole muy de cerca.
- Uhmm -Simba tenía un nudo en su garganta- ¿Qué pasa? -Dijo miedosamente.
- Por muy estúpido que sea, es un animal como tú y como yo...
- Ya, eso ya lo sé...
- Sí, pero también tiene vida, ¿sabes? ¿Sabes desde cuando no baja a la calle? ¿Sabes lo poco que come al día? ¿Te gustaría que no te dieran de comer? ¿Por qué te piensas que gruñe tanto? ¿No tiene derecho a al vida? ¿Eres tú o yo mejor que él? ¿Por qué? Él ha hecho mucho por las personas, ¿lo sabías?...
Las preguntas incidían en la mente de Simba, por la parte física, un morrito de una bellísima perra le acechaba, en su interior, las preguntas retumbaban y le retorcían, tiraban sus prejuicios, tan velozmente como cuando se colocan unas fichas de dominó, y una, a una, cae. Touché.
- Uhm... -Simba recobró todas las conversaciones con Tutu, él jamás había tenido un prejuicio hacia los perros, ni tan sólo para El Viejo Gordo, y quizá se había dejado ir por una serie de prejuicios...- Pero... ¿por qué son tan presumidos? ¿Por qué llevan lacitos y algunos perfumes?
- ¿Tú te crees que a ellos les gusta llevar lacito? -Acto seguido ella sacó de entre su pelaje un lacito- mira, yo siempre lo escondo. La culpa no es nuestra, nosotros nacimos para ser libres, y para ser el mejor amigo de los humanos, y ellos se aprovechan en muchas ocasiones, ¿lo sabías? Nos intentan humanizar, y nosotros no tenemos más remedio que asumir... Wancho antes era un pastor alemán que trabajaba con los bomberos ¿lo sabías? Ahora no le quieren porque es viejo, ¿lo sabías? Su amo sólo hace que pegarle cuando viene borracho,o reclama un estúpido plato de comida, para poder vivir, él también tiene derecho a comer.
Hubo un silencio pausado. Los segundos pasaron lentamente, quizá tan sólo fueran cinco, pero parecieron eternos, el efecto se acrecentó gracias a una lágrima de la perrita, que le recorrió lentamente parte de su hermoso rostro, los segundos, acompasados con la velocidad de la lágrima, pasaron muy lentamente, y el efecto de las preguntas, se hizo más explosivo.
- Su hermano, que también trabajó con los bomberos, falleció el mes pasado de leucemia, y ni pudo salir de casa... Lo único que le quedaba...
Simba, guardó las lágrimas para su interior. Jamás había derramado una lágrima y era una experiencia nueva. Se pudo contener no sin antes, dejar caer suavemente una pata sobre el lomo de la perrita, y decirle: -Lo siento mucho, yo, yo... yo... -la lágrima cayó- perdóname...
- No pasa nada Simba, pero no nos trates de estúpidos, ¿vale? Hacemos muchas cosas en este mundo, y no queremos nada más que amor, y un poco de comida, y un sitio calentito. Mira, mi primo Love es lázaro de una persona invidente.
- ¿Invidente? Eso es... como mi jefe. Que también come mucho.
- No Simba, es una persona que tiene una deficiencia visual...
- uhm -Simba no tenía ni idea de lo que era una deficiencia, ni invidente...- Ah! Pues debe ser como el otro jefe, que come poco.
- No! Tonto! Jajaja. Tienes que aprender más! eh! -la perrita sonrió, Simba tenía una gracia particular, acentuada por su olor a gatito pequeño, y por unos ojos azules que inspiraban ternura- Concretamente mi primo guía a una persona que no puede ver.
- Ah! Bueno, yo por la noche veo poco, también, aunque Tutu es un gato que ve muy bien, jeje.
- No, pero esta persona no tiene cura, no puede ver ni de noche ni de día. Imaginate ir todos los días con los ojos cerrados.
Simba pensó y pensó. Pensó que tenía que ser muy duro. Que era como cuando él se ponía el pañuelo negro en los ojos, e intentaba caminar por el piso, sin tropezarse con alguna pata de una silla, o con el sofá, o con la mesa...
- Lo siento, de verdad. Yo no sabía todas estas cosas -Dijo Simba, tristemente.
- No pasa nada, Simba, pero nosotros, ya estamos un poco hartos. Además ese estúpido Cat Mur, que había filmado y escrito los libros "Estúpidos perros de raza" y ¿Qué han hecho con mi comida de gato, tío?" fomenta mucho la ira hacia nosotros, de vosotros, los gatos.
- Aha! -Dijo Simba, pensando que tenía entre sus favoritos esos libros...- No los he leído.
- ¿Ah? ¿No? Tutu me dijo que los compró para ver qué decían...
- Sí, sí -dijo rápidamente Simba- pero no los he leído.
- Bien, no lo hagas. ¿Sabes qué? Leete mejor "Luchando contra las injusticias humanas" de Cat Peace, y también... "Gatos y perros, viviendo en armonía" y ... "Los animales somos el futuro de la Tierra" de Fiutur.
Desde abajo surgió el rostro del jefe de la perrita. La miró seriamente y luego sonrió.
- Vamos tontita, baja.
Ella estaba pálida ¿que el jefe no había visto al gato? Miró hacia atrás, y chas! No estaba... se quedó sorprendida, movió la colita, y bajó alegremente.

lunes, octubre 04, 2004

El diálogo con la perrita, 1ª parte.

- Ho ho hola! -Dijo la perrita.
- Cuidado, no te acerques, voy armado y soy peligroso -dijo Simba sacando su garras.
- ¿Co co comm como te llamas gato?
- No te lo vuelvo a repetir, aléjate -dijo Simba, más serio que antes. Aunque tenía una postura agresiva, su pequeño tamaño no daba para imponer miedo y respeto.
- ¿Vi vi vi ee nes al pa paaarque conmigo, a jugg jug jugar?!
Y acto seguido se lanzó, hacia Simba. Hubo un gran revuelco, ambos rodaron desde el segundo escalón hasta el suelo del rellano, Simba intentaba deshacerse de la perrita, pero no podía. Ella le tenía sujetado con sus patas delanteras, él tenía el lomo en el frío suelo, y la lengua larga y suave de la perrita en todo su morro. Iba a tal velocidad que no le dejaba reacionar, y apenas respiraba.
Mientras, Simba iba pensando en lo que había aprendido... pero no sabía luchar, Tutu obvió la clase de ataque, y la clase de asalto, estaba indefenso y lo sabía... Pero un ronroneo le surgió de lo más hondo de su interior. Estaba ronroneando y eso no era mala señal. No quería pero lo hacia, y según Tutu, eso significada estar a gusto, bajo un satisfactorio estímulo.
Seguía allí bajo la perrita, que siendo un poco más alta que Simba, pesaba un poco más del doble y ahora, sonreía. Estaba a gusto, bajo la perrita, pero tenía prisa.

- Ey, perrita, por favor, ¿te quieres quitar de encima? -Dijo Simba, algo serio y algo alegre- es que tengo que subir a casa de nuevo, ya sabes cómo son los humanos...
- ¿Ya no quieres jugar? ¿No vienes al parque? -Dijo la perrita algo seria, pero no tanto, porque la colita, seguía con su movimiento pendular.
- Lo siento, pero no puedo salir todavía...
- Ah! ¿Que es el moquillo? ¿No estás vacunado?
- ¿El moquillo? ¿Eso que es? ¿Se come?
- Es una enfermedad que cogen algunos animales... a nosotros, los perros, nos vacunan para no coger el moquillo.
Simba pensaba para sus adentros, no tenía ni idea de lo que le estaban contanto, y no quería hacerse pasar por un perfecto desconocedor de la materia, así que aplicó la táctica de Tutu.
- Ah!, Vale, es que nosotros lo llamamos de otra forma... Lo llamamos "la enfermedad de los gatos pequeños cuando salen a la calle" -Dijo Simba, para salir del paso, mientras tenía en su frente, una gota de sudor fría.
- Jajaja, qué nombre más largo! Se nota que eres un gato! Jajaja -Dijo la perrita, mientras Simba, primero se puso serio, luego pensativo, y finalmente sonrería.
- Sí, la verdad es que sí, porque intentamos que sea lo máximo deportivos posibles.
- ¿Máximo deportivos posibles? Jajaja, querrás decir explicativos!
Simba la miró pensativamente, la perrita también le miró a él...
- Ah! Jajaja, es verdad! Perdona! Estaba pensando en los paraguas! -Dijo Simba, mientras movía una de sus patas hacia su frente.
- ¿Paraguas? ¿Eso qué es? -Dijo la perrita totalmente ofuscada.
- Ah!, Nada, ¿te lo explico otro día, vale? Siendo muy breve, es un aparato que sirve para hacer llover, o para parar la lluvia... Es que tengo que irme, si ven que no estoy me van a reñir y además, tengo hambre, vivo en el piso de al lado del perro que no hace nada más que gritar, quejarse del mundo, de la vida, y esas cosas...
- Ah! Sí -dijo la perrita con cara de pena- el viejo Wancho, es un perro muy amargado... casi no le sacan a la calle, y sufre mucho...

Continuará...

domingo, octubre 03, 2004

¿Cómo llegó Simba al piso de la perrita?

- Simba, ven aqui! No salgas a la escalera! -Dijo Tutu enfadado y autoritario.
- Tutu, pero si vuelvo rápidamente -dijo Simba, mientras corría hacia adelante, y miraba hacia atrás- tan sólo quiero ver lo que hay abajo.
Tutu, no acostumbrado a que no le hicieran caso, agachó su cabeza, miró al suelo, y dijo algo para sus adentros.

Mientras, Simba, bajaba las escaleras una a una, despacito, como el gato inexpero que era. Aunque los gatos gozan de una buena vista, buen oído, y buen olfato, la avalancha de nuevos olores y sonidos, produce una torpeza sin igual, y más cuando se está paseando por nuevos lugares con sus instintos al máximo nivel de alerta.
Sonidos, olores, visiones, todo era nuevo para él, que había llegado a casa sin darse cuenta, metido en una cajita. Poco a poco iba asimilando las nuevas experiencias e intentando almacenarlas, pero no con el mismo nivel de detalle, que supone un peligro máximo, o el que supone su antagónico, el olor de esa persona que les pone de comer en su cacharro.
El suelo, también estaba un poco más frío que el de casa, y es que a las 8 de la mañana, cuando uno de los jefes se iba al instituto, todavía hacía un pelín de frío, en las primeras mañanas de otoño, ese otoño que nos recuerda al marrón, donde las pasarelas de moda, se visten de marrón, y van acompañadas de hojas marrones, que planean por y para los desfiles de los nuevos cánones de belleza, donde en las calles se mezclan personas con camisetas y camisas de mangas largas, y cortas, y unos miran a otros, preguntándose si de verdad hace tanto frío, o si de verdad hace tanto calor.
Ese otoño, que quizá sea la época del año más melancólica, detrás, el verano, delante, un crudo invierno.
De todas formas, los gatos, tienen un pelaje que les acompaña hasta el fin de sus días y no necesitan añadidos, eso sí, no dudan en acercarse a las estufas cuando hace frío, o intentar dormir con alguno de los jefes de las casas, aprovechando el calor humano.

Simba se quedó en el tercer piso, y es que un olor desconocido, pero que a la vez avivaba sus instintos, le decía que debía estar alerta. Él no sabía que era el olor de una perrita, pero algo intuía ya que le vinieron a la cabeza, imágenes de un diálogo con Tutu, donde se hablaban de los perros, sus manías y sus no manías y todo había acabado con unas risas.
Sonó el timbre, y unos pasos se escucharon en el interior del piso, se acercaron a la puerta, y acto seguido abrieron la puerta. Simba que había sido previsor, se escondió un par de escaleras abajo. Desde allí pudo ver lo que sucedía.
Una persona abría la puerta, y dejaba paso a un perrito, que ansiosamente movía la colita, y que se disponía a bajar.
Simba, también desconocía, que ese sonido, que también era muy parecido al que sonaba en ocasiones en su casa, era el sonido que daba paso a que el perrito bajara a la calle, a pasear con alguno de sus amos.

El perrito bajó a la velocidad del rayo, mientras la puerta se cerraba, y llegar al escalón número dos, se quedó parado, Simba, estaba allí, preparado para guerrear, orejas gachas, cola en movimiento pendular, y la boca bien abierta, pero el perro, mejor dicho la perrita, no estaba para esos temas, es más, una sonrisa se dibujaba en su bello y pequeño rostro...

Continuará...

viernes, octubre 01, 2004

Los perros de raza no son estúpidos

Hola amigas/os, hace un tiempo escribí sobre los perros de raza , ¿os acordáis? Pues bien. No son estúpidos los perros, sino los jefes.

Ayer, a última hora del día, pude salir a la escalera, bueno, mejor dicho, me escapé. Bajé hasta el tercer piso, y ahí me encontré con una preciosa perrita, yorkshire, con un lacito azul. Después de la comida en lata, es lo más delicioso que he visto, pero no estoy enamorado, eh! Aunque ella es muy mona, linda, guapa, cariñosa... No, que no estoy enamorado. Déjame escribir!, Tutu.
Era más o menos como yo de alta, y tan sólo con mirarme, me hizo guardar las zarpas. Yo estaba preparado para luchar, porque ya he dicho que soy muy fiero, pero ella me miró, y me guió un ojo... Miau.
Tuvimos un ameno diálogo -que pondré más tarde- y mis conclusiones son estas:

1ª Los perros no son estúpidos, por lo menos, la perrita. Los hay malos y los hay buenos. El policía Rex -modelo a seguir por los gatos, también- los hay estrellas, como Lassie -Tutu me ha dicho que nació humilde, y la fama no le cambió-. Los hay humoristas, como Pluto -prefiero Garfield- y los hay mezclados, como "Gat i Gos" -buenos humoristas, también-.

2ª Los lazos se lo ponen las personas, y también hay gatos con lazos, y jerseys. Los que son estúpidos son los humanos, por crear modelos caninos y felinos a seguir.

3ª A los perros les dá igual ser o no de pura raza. Son tonterías para venderlos más caros. Es más, a ellos les gusta mezclarse con perros de otras razas, para jugar, buscar huesitos, palitos, y pelotitas.

4ª Hay muchos perros -la mayoría- que no son tontos y son muy buenos, como los lazarillos para las personas con deficiencias visuales.

5ª Hay perros que cada día están ahí, al pie del cañón y nadie los menciona, son héroes, como los perros de los bomberos, que siempre salvan a gente cuando se caen a los ríos, o se quedan ocultadas bajo ruinas, por un terremoto.

6ª Tutu me acaba de decir que estoy en lo cierto, pero que no me comentó nada para que yo mismo me diera cuenta, y como sabéis, Tutu es el Maestro.